lunes, 2 de enero de 2012

LOS HOMBRES INVISIBLES

(La ausencia presenta...)

Apareció la muerte en el primer tramo del Rally Dakar, duro circuito automovilístico que ayer cobró (como si acaso existieran transacciones con la muerte) la vida de un piloto argentino en su país. Jorge Martínez Boero, motociclista competidor, murió en el helicóptero, rumbo al hospital, de un paro cardíaco a cinco minutos del accidente. El Clarín lo cuenta aquí.

El siguiente poema surge del comentario de Ángel Sampietro, lector del diario y seguidor del conductor finado, que escribe lo que dice el primer verso, y que, agradecimiento de por medio, he tenido a bien plagiar (con el sonrojo que merecen las disculpas a falta de propias palabras).

Hay tipos que no mueren.

Se vuelven invisibles.

Y no les hacen falta cajones.

Ni cojones. Ni lagartijas.

Para tener que estar.

No necesitan tener.

Abajo el cierre.

Encendida la TV.

Abierto el frigobar.

Para construirse.

Hueso a hueso.

Corazón en mano.

Con deberes y derechos.

(Además

el manual de instrucciones

para construcciones humanas

está a disposición

de cirujanos

y de dioses

solamente)

Otros tipos existen

que se vuelven invisibles

pero no mueren.

Y lo necesitan todo.

Dioses.

Deberes.

Huesos.

Derechos.

Cirujanos.

Corazón.

Y cojones.

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