miércoles, 23 de septiembre de 2009

COMER PARA CALLAR

Lima. Donde la bulla hace temblar las tripas, sobran las recetas.

1.- DE DOS COMENSALES A MÁS, el alimento se vuelve dama fugaz, y la mesa, chingana de foco rojo. El diálogo será entonces canción, bolero que evocará babeantes recuerdos de un pasado mejor. Pero cuando un solitario se sienta a la mesa, no piensa en el plato, sino en la manera de acabar con su soledad. "Otras maneras de comer existen", se formula; y piensa en la mesera.

2.- LA COMIDA DE HOY no será digna de comparaciones con la de ayer. Plato es plato, siempre que el apetito ayude. Desde el latente corazón de boa a orillas del Amazonas hasta el asado de tira en parrillada frente al mar. Desde el hapchi con papa arenosa en humilde casa ayacuchana, hasta el caviar con tostadas de embajada extranjera. Pero cuando no hay hambre, mejor ni abrir la boca. Después las moscas, dueñas de aquel dicho.

3.- EXISTEN ALIMENTOS que son otras cosas, menos alimentos. Para la hinchada será gol. Y orgasmo para las monjas. De ahí es que un chorito a la chalaca será knock out para el achorado. Y para un sesentón, de la leche de tigre, al salto, bastará un vaso.

domingo, 20 de septiembre de 2009

DEJA VU GOURMET

BUSCAR O ENCONTRAR, HE AHÍ EL DILEMA. Cuando uno busca no encuentra y cuando uno encuentra no es lo que buscaba. Me lo hizo saber el agitado tráfico de un local cuando tropecé con la única mujer del bar que se atrevió a encenderme un cigarrillo. Si una dama acerca tanto las manos a labios ajenos, es porque poco temor a “quemarse” tiene, era mi premisa. Al poco rato y luego de varios intentos vanos de convertir mi tabaco en brasa, supe de su nombre y apellido de vampira.

LA SEÑORITA CULLEN era diseñadora de modas. Y cuando lo dijo, aquel encuentro era la revalidación de algo que yo había cancelado meses atrás. El encuentro se convertía en un menú que ya conocía. Desde la entrada hasta el postre. Desde la sobremesa hasta el eructo. El plato me sabía a repetición, a ex novia: la profesión, los almendrados ojos marrones, la trillada piel canela y la expresión de asesina en serie que le daban sus cejas. Bromeé mentalmente uniendo dos galicismos: “Deja vù gourmet”. Fuego de por medio la sospecha estaba cocinada, el precio sería el mismo, quise besarla, sin descuentos ni cupones, hasta desaparecer el parecido, hasta quitarle el sabor.

MINUTOS MÁS TARDE su celular ya era mío. Yo prometía un café y ella puntual asistencia. Esa era la oportunidad de hacer honor al título con el que hizo su aparición en la barra del bar. “Si es que las vampiras muerden, la señorita Cullen no podrá resistirse a mi cuello”, me dije excitado, observando la repetición que tenía frente a mí, contoneándose, brincando sin despegar los pies del suelo, como un conejo rabioso en saltos que no pueden ser, cogiéndome de las manos, cantando “Time of the season”. Me besó la mejilla, nadie sangró y desapreció. Cuando se fue del bar la quise en mi cama.

HASTA ESE MOMENTO no sabía si lo que había hecho era buscar o encontrar. Pero al día siguiente me quedó claro: me buscaban. La Srta. Cullen tenía novio, quien atento a nuevas llamadas recibidas de su amada me había descubierto como cuello posible de los mismos dientes que lo habían mordido en otras ocasiones, sobre distintas superficies terrenales, en agotadoras sesiones de pasión y conversión vampiresca.

“TENGO ENAMORADO”, me dijo, mientras yo convocaba su presencia frente a una mesa de café. “Preferiría que no me llames ni me mandes mensajes”, y colgó. No le hice caso y le mandé el primer y último mensaje. La dirección de este blog.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

¡AY QUE RICO!

PARA EL DAME QUE TE DOY no hay horarios. La bronca se arma, la paliza se da. Cuando se metieron con su chica, Hulk supo de su furia y se puso verde. También Charly García, que tras explosión líquida, se le comparó con Superman. Los cobardes son otros. No se lanzan, los botan. Está ahí la diferencia entre ser flecha o basura, respectivamente. Por eso no importará la caída si uno convocó el salto. Un héroe es un héroe, así caiga mal. Lejanamente, de ahí también la sexual reflexión, acaso. Imposible decir: “Me tiraron”. Uno siempre tira, así vaya abajo. Aunque, hay caídas en batalla, que aún merecen condecoración honrosa.

Posdata: Si ambos caen en la misma cama, tirar y caer será lo mismo.