domingo, 30 de agosto de 2009

FLÁCIDO DOMINGO

CERRADO EL BAR, OBLIGADA LA PROMESA. Nunca empinaré el codo tantas veces como hoy. El domingo llegarán los lamentos. La salivación abrirá el apetito marino previa esquizofrenia. Y la truncada vida de chorrillano pez será una victoria entre los cosquilleos de una resaca digna de no volverse a repetir. Eso sí, jamás se olvida uno cómo la consiguió.
CON DISIMULADA VERGÜENZA pero firme grito aparecerá sobre la mesa el gélido elixir que todo lo corta. Ceviche sin cerveza es chileno. Pero fin de semana con él, mellizo alboroto de babeante felicidad. Hállese más propenso, si se habita Barranco. Acercarse a los treinta ayuda.

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